Jorge Luis
Salinas desarrolló una colección en la que las texturas fueron el punto
central, en forma de pétalos o escamas y flecos en prendas de siluetas holgadas
acompañados por accesorios como pañoletas y collares largos, que partieron de
Las Cruzadas y La Era Medieval que fueron la inspiración.
Los colores fueron de
la gama de los rosas (palo rosa) llegando al color lila, también empleó tonos
neutros como sand, nude y gris. Los conjuntos armados para la pasarela
siguieron una de las tendencias en calzado: las botas de caña alta, que fueron
diseñadas por Salinas. Las capas fueron el “item” de la colección, y los
recogidos a modo “bombacho” fueron trabajados en pantalones y mangas.